La cosecha 2013 se caracterizó por un excelente balance entre calidad y cantidad.
El invierno estuvo marcado por unas lluvias abundantes, que propiciaron la recarga de la reserva hídrica del suelo y temperaturas por encima de la media anual.
En la primavera, las temperaturas cálidas permitieron una muy buena fase de floración y posterior cuajado.
El verano, seco y con temperaturas moderadas contribuyó a un desarrollo ideal del ciclo vegetativo.
Respecto a la calidad, los vinos blancos tienen una buena acidez e intensidad aromática mientras que los tintos tienen un agradable equilibrio