Elegir un vino y cómo conservarlo

Elección

S i bien estas recomendaciones no son en absoluto dogmáticas y los gustos y preferencias de cada persona son los que deben determinar la decisión, sí que nos gustaría, para quien quiera profundizar en el universo de los vinos, proporcionar unos breves consejos.

El primer criterio sería el grado de conocimiento o la experiencia como consumidor de vinos, recomendando vinos jóvenes y sencillos para las personas principiantes y vinos más complejos para el consumidor avezado.

El siguiente criterio consiste en si el vino se va a acompañar, o no, de comida. Para los casos en los que el vino se tome con ningún o escaso acompañamiento, una buena elección son los vinos más suaves y ligeros, mientras que cuando se acompañan de un buen plato es posible ir más allá y maridarlo con vinos más tánicos y estructurados.

Por último, tenemos los maridajes que, aunque lo abordamos en otro apartado de esta sección podemos resumir, grosso modo, que el vino debe ir a la par con la consistencia y contenido graso de la comida, recomendando los vinos más frescos y ligeros para acompañar alimentos poco grasos y dejar paso a los más tánicos y estructurados para comidas más consistentes.

Si bien estas recomendaciones no son en absoluto dogmáticas y los gustos y preferencias de cada persona son los que deben predominar, incluimos aquí unos breves consejos, para quienes quieran profundizar en el universo de los vinos.

Conservación

L o primero que hay que matizar es que, una vez puesto en los canales comerciales, se entiende que el vino está en óptimas condiciones para consumirlo y que, aunque nos informemos sobre la vida que tiene, no será necesario guardarlo a la espera de que mejore.

Dicho esto, bien es sabido que hay muchos aficionados a los que les gusta disponer de una pequeña o gran bodega donde poder guardar vinos que más adelante será difícil encontrar o simplemente, quieren disponer de una buena variedad de vinos para disfrutar el adecuado en cada momento.

En este caso, nuestra recomendación es mantenerlo aislado de la luz natural y de las vibraciones, con una humedad ambiental entre el 60 y 80%, y a una temperatura sin oscilaciones, entorno a 14º C para el caso de los vinos tintos y 10º C para el caso de los vinos blancos.

Temperatura de servicio

L a temperatura de consumo tampoco es algo dogmático, pero es cierto que influye sobre las percepciones. Una temperatura baja acentúa la sensación de acidez y tanicidad mientras que una elevada lo hace con las sensaciones alcohólicas.

En líneas generales:

  • Los vinos blancos y rosados jóvenes es recomendable consumirlos en torno a 6-8º C. 
  • En el caso de vinos blancos con barrica, una temperatura de 12-14º C permitirá disfrutar de la frescura combinada con las notas que aporta el roble.
  • El escalón siguiente es el caso de los vinos tintos jóvenes, donde los 14-16º C son una buena opción para disfrutar de los matices frutales.
  • Por último, para el caso de vinos criados es recomendable consumirlos a 16-18º C, donde los taninos expresan toda su nobleza.